Siempre se trata del hoy
Ayer, en que mis oídos oyeron lo que jamás creyeron oír;
que mis ojos vieron lo que nunca creyeron ver.
Ayer, que las cosas pasaban sin tiempo, sin espacio, sin razón y por ese motivo, demostrarlo todo era casi un acto reflejo.
Ayer que dormí poco, que caminé sin sentir frío;
que vi varias caras, algunas conocidas y otras no tanto (hasta sucedió conmigo).
Ayer, que abracé más que nunca en mi vida a personas, recuerdos, miradas y dolor.
Ayer, que me tocó sellar una historia terrenal con una tiza azul...
Ayer, fue cuando comprendí que se puede llegar a sentir el dolor más fuerte y, a la vez, el amor más profundo.
Ahora que cada canción me resulta triste;
que todo lo bueno parece un regalo.
Ahora que el tiempo sobra y a la vez, falta;
que los recuerdos me hacen temblar, más que el propio otoño.
Ahora que instantes precisos vuelven a mi mente,
que todo está claro y a la vez tan oscuro.
Ahora es cuando entiendo que siempre hay algo más importante que no estoy viendo.
***
Siempre fui así: de esas personas que toman algo, se aferran a ello fuertemente y creen poder vivir sólo y simplemente por y para eso. Así de absurdo como suena, así me siento ahora.
Haciendo todo lo que creo correcto, intentando alcanzar algo que cada vez parece más lejano, me alejé de lo más importante, de lo que tenía más cerca... De lo único real que, siento, tenia en este planeta. Y todo por creer en el mañana; por confiar en que todo podía llegar a coincidir en perfecta armonía. Lo hice todo mal, todo. Y me duele tanto, tanto.
Y se que no se puede volver el tiempo atrás, ni borrar o agregar cosas. Pero si se puede cambiar: no quiero ni me interesa pensar en el mañana. Sólo quiero creer en el hoy; que mi vida no sólo pase por el trabajo o el estudio porque existen cosas y, más que nada seres, tanto o más importantes; quitarme esa conducta arraigada desde hace años. No debo rendirme cuentas, ni cumplir con nada en este mundo más que compartir pequeños momentos con aquellos a los que quiero, y eso me incluye también.
Hoy es el momento de curarme para continuar, de tomarme mi tiempo pero también, aprender a compartirlo. Hoy es el tiempo justo para empezar a cambiar, de a poquito, esas cosas que sé, están mal. Y hacen mal. HOY. No mañana, ni pasado...
Hoy.
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