Fui a ver a Pedro Aznar!

Apenas oí la noticia de que venía a Córdoba, me emocioné un montón!

El concierto sucedería el 30 de noviembre pero yo el día 2 ya tenía la entrada en mi mano. Pasaban los días y la idea de escucharlo en vivo se volvía una realidad. Esperaba que por nada del mundo se suspendiera. 

 

Llegó el 30 de noviembre. Todo sucedió a las corridas! Me desperté, tuve que ir al colegio (un día que no suelo asistir) para dejar las planillas de notas. Luego, volver y preparar las cosas para la academia.

En un  momento de la tarde, me enteré que habían cortado el suministro de agua por un tema de limpieza, así que bañarme sería algo que me llevaría más tiempo de lo previsto. Imagínense que ya estaba jugadísima con el tiempo! Claramente, consideré el no bañarme como una opción. Pero fue un día de muchas corridas y cargaba mucha transpiración. 

En mi mente, imaginaba el día totalmente diferente: Quería comprar una camisa linda, para ir presentable al menos algún lugar en mi vida. Y la ocasión lo ameritaba, también. Quería dormir bien para prestarle completa atención a todo el concierto... Pero bueno, lo importante es que sucedería! 

 

Cuando fui a comprar la entrada, descubrí que uno de los colectivos que suelo tomar, volvía a pasar muy cerca del espacio donde se presentaría Pedro. Entonces, ya sabía cómo llegar. 

 

* Bajé del 600, a toda velocidad! Llegué a casa y me bañé como pude. Mi mamá me calentó un poco de agua y me prestó una de sus remeras nuevas y una cartera, también. Me puse mi pantalón favorito, mis zapas y salí corriendo. 

"Si el colectivo llega en 20 min, llego a tiempo". "Si llega en 10 minutos, llego un poquito tarde"... "Pedro es muy puntual, ¿y si llegar 5, 10 minutos luego de la hora prevista, es llegar tarde?"... "Llegó! Bueno,  vamos". Recuerdo que me puse en la fila (eramos un montón!) y un señor me cedió el paso. Le dije que subiera, que estaba antes y por poco se enojó jajaaj Así que me subí a la segunda insistencia.

 

Llegué hasta el destino, sin nada que lo impidiera! Sin ninguna cosa extraña que sucediera. 

Me bajé del colectivo y caminé menos de una cuadra. Entré y me formé con los demás, en la larga fila.

Entramos de a poquito. Mi ubicación estaba muuuuy cerca! A mi derecha, los asientos estaban (y estuvieron) vacíos. 

A mi izquierda, una señora (en un principio y luego, llegó un señor). Delante de mi, una familia de Laboulaye con la que conversé. La pequeña adolescente comenzó a hablarme. Charlamos un rato: del colegio, de los motivos que los trajeron a Córdoba. 

Y luego, comenzó el concierto!!!! Fue INCREÍBLE.

Al salir a escena, dijo que el concierto iba a ser largo. Y lo fue!! Duró más o menos, dos horas y media!

Temazos!!! Gente respetuosa, que cada vez que Pedro comenzaba con su magia hacia completo silencio. Siempre creeré que fue un detalle hermoso!

Ya, hacia el final, se me estaban cerrando los ojitos pero quería seguir ahí. De hecho, con los ojos cerrados se escuchaba mejor.

 

No voy a olvidar ese instante en el que nos hizo cantar "A primera vista". Todos juntando nuestras voces con la suya, respetando los silencios y los momentos de entrada...  En ese instante, se creó algo mágico. Pienso en eso,  lo recuerdo y siento que se me llena el alma.

 

Cuando el recital acabó, había llegado la medianoche. Desde el primer momento, me imaginé bajando hasta el centro para luego tomar el colectivo de regreso a casa. 

Sucedió algo tan lindo y extraño a la vez: La familia que conocí se ofreció a llevarme a no al centro, si no hasta mi casa! Y lo hicieron!!! Fue totalmente increíble, de verdad. Ojalá pudiera cruzármelos en otra oportunidad, y agradecerles como se lo merecen! 

 

De verdad, estoy contenta de haber decidido ir a ver a Pedro; de haberlo hecho sola y disfrutar ese momento. Y también, de haber conocido gente que me recuerda porqué y para qué sigo acá, (creyendo) en este mundo.  

 

Escribir comentario

Comentarios: 0