01/07/16
Escribo para comprender. Comprender los distintos tipos de mundos en los que vivo, lo que siento y lo que me gustaría sentir en cada uno de ellos.
El recuerdo más claro que tengo relacionado con la escritura creativa, por decirlo de alguna manera, es el de una clase de Literatura de 5to año de secundaria. Más precisamente, una actividad que consistía en darle significado a ciertos objetos, como hacerles una especie de análisis, no lo recuerdo muy bien. Lo que si recuerdo claramente es que la profesora me pidió que leyera mi escrito y el trabajo que había hecho estaba completo de representaciones de objetos que se relacionaban con otros y que ese tipo de relación cobraba significado en el contexto en el que se hallaba. En otras palabras, creé un mundo donde todos los objetos estaban relacionados por alguna razón. Y todo bastante poético. Sería muy lindo encontrar ese escrito por algún lado y compartirlo con mis amigos.
Recuerdo que las clases que esa profesora preparaba me resultaban muy divertidas e interesantes. Todos participábamos de ellas, de alguna u otra manera, como creo tiene que ser una clase. De ella y ellas aprendí muchísimo y creo que se pondría muy feliz si descubriera que me interesa mucho el universo literario.
También escribo porque me gusta crear y describir. En mi mente siempre vagan trozos de historias, escenas muy nítidas y algunas otras un poco más confusas (que son las más divertidas para empezar a escribir, porque podés terminar en cualquier lado).
Y la última razón por la que retomé la escritura: la catarsis. Hace un tiempo, sufrí una gran decepción en mi vida y de alguna manera busqué refugiarme en algo. Quería, necesitaba liberar todo lo que sentía. Así que, una noche, comencé a pensar en lo que sentía e intenté expresarlo en palabras.
Y así fue como escribí mi primer texto catártico - poético. Lo clasifico así porque considero que es diferente a los que solía escribir en mi diario íntimo cuando era más pequeña. Las cosas no son tan explícitas como creía en ese momento. El mundo creció de golpe y todo dejó de tener límite.
Aprendí a decir sin decir.
Después de eso, escribir se convirtió en una de mis actividades favoritas, ¡tanto que hasta creé un blog! (y de paso no molesto a mis amigos con tantas publicaciones en Facebook. Aunque a veces se cuela alguna que otra frasecita o escrito).
02/07/16
Nací el 10 de abril de 1994. En la primera foto que me tomaron, con minutos de vida, me escondía de la cámara cual diva lo hace de un fotógrafo pesado. Y, aunque sea difícil de creer, cuando niña me sentía una diva: me vestía mucho mejor que ahora, usaba maquillaje y una vez hasta me hicieron mechas rubias en el cabello porque según yo, era mini-Thalía versión argentina. De más grande, mi personalidad cambió bastante, me volví más introvertida y me alejé de todo lo que me parecía superficial, bah... de casi todo. Mi sitio favorito en la adolescencia era la escuela, ahí me sentía feliz. Con mis amigos más cercanos me mostraba extrovertida y hasta chistosa. Era bastante ñoña y ordenada, tenía objetivos claros en la vida y dentro de mi, había un mundo de sueños y utopías. Sonreía todos los días y aunque siempre me pusiera nerviosa cuando se presentaba cualquier desafío, siempre confiaba en mi. Llegué a cantar en actos de la escuela ¡y hasta en Telemanías! Cantar siempre me gustó y ser cantante es uno de los más grandes sueños de mi vida. Lo cierto es que ni los exámenes orales, trabajos prácticos luego de las excursiones (en donde uno iba a divertirse y no prestar nada de atención, salvo yo que era super ñoña) o exámenes sorpresa se comparaban con las dificultades que me generaban... las clases de educación física.
¡Cómo le metía ganas! Pero no había caso, no me dejaban ser (ñoña) ahí. Recuerdo una clase de 4to año en la que teníamos que presentar una rutina de Gimnasia Rítmica. Me vestí bien (?) , llevé música, practiqué en casa con un colchón y vencí mi miedo a los rolls.
Cuando terminé y la profe me dijo "Tenés un 7, te felicito por el esfuerzo" no pude soportar las lágrimas. De verdad, ese recuerdo siempre viene a mi mente y me trae mucha fuerza.
Luego aparecieron las clases de handball con el mejor profe que pude tener y con ellas ocurrió el milagro... ¡Saqué 10! Y no sólo una vez, sino 3! (Y no estoy mintiendo).
Ese lugar, esas personas, esa etapa siempre ocupará un lugar privilegiado en mi corazón.
Y después del cole, apareció la facu. Y con ella, la vida de joven/adulto. Una de las profes más hermosas que tuve en el secundario nos dijo, a mis compañeros y a mí, en una clase: "Cuando vayan a la universidad van a vivir la mejor etapa de sus vidas". Es la misma profe que nos deseaba cada final de actividad y/o clase que fuéramos felices, y que trabajáramos si no el demonio nos iba a llevar.
¿Cómo no amar a una mujer con tanto amor y sabiduría?
Y la verdad, que estoy atravesando una de las mejores etapas de mi vida (re vedette). Ahora ya no estoy yendo mucho por esos lados porque me está costando llegar al final (como podrán deducir, dejé de ser ñoña y me acepté tal y como soy en este nuevo lugar). Cambié mi perspectiva del aprendizaje. y hasta logré no tener nervios a la hora de rendir algunos exámenes. Me volví más sociable y encontré a un amigo que jamás me va a abandonar, que está conmigo siempre y me ayuda a estudiar: El mate (#MatePasión).
Me volví matemaga, dí clases particulares, hasta en un colegio posta (en las prácticas) y ahí si que pasé por todos los sentimientos habidos y por haber. Fue una experiencia hermosa que tuve el gusto de compartir con amigos que valen muchísimo más que el oro.
Ahora, estoy a una materia de recibirme de Profesora de matemáticas, porque hice la gran Messi y erré el último final (?). Tardé en recuperarme después de eso, fue difícil porque sentía que había decepcionado a todos. De todos modos, participé de las recibidas de un montón de amigos (un montón en serio) y fui feliz con ellos.
Lo malo ya no importa, soy como Messi (esto claramente es una mentira) y como el crack de Leo Di Caprio (Lío y Leo - guiño- ), en algún momento se me va a dar y me voy a convertir en la vieja de matemáticas. Por ahora, cuido del hogar, alimento a mis 5 hijos que son preciosos y los amo mucho, mucho. Y sigo, despacio y con mucha ilusión.
Eso es todo, hasta la próxima (?)
03/07/16
En mi habitación tengo dos estantes llenos de: libros, cajas, álbumes de fotos, juguetes de la infancia y más cosas que seguro no recuerdo pero ahí están.
La consigna de hoy se basa en escribir 10 cosas a las que no le había prestado atención, así que... ¡aquí voy!
1- La cajita de mis pinturas acrílicas.
Hace tiempo que no creo cosas raras a las que yo llamo arte. Además de las pinturas, hay una máscara que construí cuando iba al secundario.
2- Lecturas inconclusas.
Hay varios libros que dejé a medias (tanto en los estantes como en la computadora). Siempre digo que necesito tiempo para continuarlos pero lo cierto es que cuando lo tengo, lo uso para hacer otras cosas que, por lo general, también quedan inconclusas.
3 - Tengo un problema de pánico con el ventilador de la habitación.
No se si es un trauma no superado o qué pero tengo miedo que algún día decida abandonar el techo y atentar contra la vida de Cookie (una de mis perritos) y la mía. Es algo en lo que siempre pienso cuando me encuentro en silencio.
4 - Necesito escuchar música todo el tiempo.
En este momento, me encuentro escribiendo mientras escucho lo que viene del televisor que se encuentra en la otra habitación. Para mi eso es casi silencio. Y el silencio no me gusta mucho. Hasta cuando camino escucho música dentro de mí y si no, la voy creando.
Creo que es una parte importante de mi el llenar ese silencio molesto y perturbador.
5 - Un maletín de Barbie que usé para algunas clases de teatro en la escuela primaria.
El mayor de todos mis sueños es ser veterinaria y cuando era pequeña me gustaba jugar a serlo. Recuerdo que la profesora de esa clase, nos pidió que eligiéramos una profesión. Teníamos que llevar los materiales y vestuario para representarla. Así que llené el maletín con un kit de medicina de juguete; usaba una camisa blanca de mi abuela como uniforme y llevaba un perrito San Bernardo de peluche.
6 - Extraño a mis amigos de la facultad.
Extraño la facultad en sí: las clases, los profes, amigos, aprender cosas nuevas todos los días, las charlas interesantes, las salidas inesperadas, el caminar sola después de una larga jornada y dormir, sintiendo mucho sueño y cansancio.
7 - Me gustaría agregar cosas en las paredes de mi habitación.
Tengo un cuadro que pintó mi abuela, posters de perritos y una cosa que creé en una noche de inspiración (?) Pero siempre se puede tener más decoración.
8 - Mis carteles favoritos.
Hace un año más o menos, escribí en una hoja A4 uno de mis poemas favoritos: No te Rindas, de Mario Benedetti. Cerca de él, puse un cartel con una frase y los colores que para mi son de la suerte. Ese sector tiene mucha magia.
9 - Siempre quise tener una ventana en mi habitación.
Estoy prácticamente en el epicentro de la casa (?) De hecho, hubo una época en la que me podía conectar con todas las habitaciones del lugar.
Me encantaría poder escribir con ayuda de la luz del sol y no usar tanta energía eléctrica. Y también sería lindo mirar la noche antes de dormir.
10 - Los apuntes de la facu.
Desde los tres que usé en el cursillo y la carpeta con los ejercicios, hasta los últimos cuadernos con hojas agregadas, algunas incompletas, otras repetidas; con ejercicios mal resueltos, modelos de exámenes; testimonios de mi cambio de letra a lo largo del tiempo, de mi forma de pensar, aprender, crear y de creer.
Creo que son los objetos que más recuerdos traen a mi mente, son los más próximos también.
Esa emoción de comenzar algo nuevo y la alegría de saber y sentirme capaz de superar cualquier obstáculo, son dos de las cosas que se quedarán grabadas (espero siempre) en mí.
04/07/16
Lo primero que se me vino a la cabeza fueron mis monólogos nocturnos.
Todas las noches me recuesto con intenciones de dormir temprano, pero siempre es imposible. No puedo dormirme sin antes haber hablado conmigo misma... ¿Acerca de qué? De muchas cosas: recuerdos de la infancia, hipótesis sobre por qué hice, o no, tal cosa cuando era adolescente; análisis sociológicos basados en pura intuición... Me desahogo conmigo misma, o tal vez con alguien que siempre me escucha pero que no puedo ver.
Esto último nos lleva a otra de mis máximas obsesiones: Encontrar (o mínimo, establecer contacto con) ese mundo que siento que existe más allá del terrenal. Es gracioso pero si leyeran mis fragmentos de "libros" (medio mucho esa palabra para mis creaciones(?)), lo entenderían.
Cada noche pienso en ese lugar, en la pureza que siento, tiene. En que, seguramente, podemos alcanzarlo de muchas maneras: al oír una canción que nos eriza la piel, abrazando a aquellos seres que apreciamos mucho, al hacer algo que nos gusta, ayudando a los demás, al sentir y permitirnos emocionarnos.
Cuando "algo" nos da calma no queremos que se aleje. Y aunque "ese algo" siempre permanezca ahí, frente a nosotros, muchas veces seremos nosotros mismos quienes decidamos irnos y dejarlo a la deriva.
Nos perdemos en este mundo inmenso. Y... es de valientes atreverse a enfrentar los desafíos pero también es importante valorar aquello que nos fortalece y nos hace ser quien somos. Impedirnos acabar a la deriva.
Durante la noche, mirando al techo, y sintiendo una añoranza inmensa, es cuando pienso que los momentos en los que alcanzo ese mundo, son efímeros.
Pequeñas copias de lo que fue, aparecen con la luna y cada noche se ven diferentes. Pero lo que es; aquello que vive en mi y explota en mi pecho, eso no cambia. Eso es puro, la sensación más perfecta que puede existir.
No... eso no es cosa de este mundo.
Tengo cerca de mí un dije que cuelga de unos cables de colores. Siento que representa mi espíritu.
Hay un recuerdo cubierto de claridad que no se va; que me confunde, fuera y dentro de este mundo. Un instante en el que me perdí en lo que vi detrás de unos ojos, en el que algo cambió.
Estas son las más profundas de mis obsesiones, y casi que me paso todo el día pensando en ellas. Pero la serenidad nocturna me permite dejar bien en claro lo que realmente quiero decir (me).
Siempre busco respuestas lejanas para vivir en este mundo, y aún sigo esperando. Algo, un no se qué "mágico", raro, no se bien...
05/07/16
Pensar en alguno de los sueños que tuve alguna vez, me llevó mucho tiempo. Y hasta necesité de la ayuda de algunas lecturas y de comentarios de amigos para ver si conseguía una pista que me mostrara más claro los recuerdos. Luego, recordé algo muy importante: tenia la "respuesta" de este tópico.
Como mencioné en el post del blog, ya había comenzado a trabajar en este proyecto, a principios de este año. Y logré escribir el sueño vivido hacía unas horas, ese mismo día. Leyéndolo, recordé alguna de las escenas.
Pero también me topé con otros sueños, dignos de ser escritos aquí(? Así que voy a hacer lo siguiente: Primero comparto el que ya tengo escrito y después, dos de los que vinieron a mi mente con bastante claridad(?
Bien, aquí vamos:
1- Sueño del edificio con final inesperado (?
15/01/16
En un comienzo (?, me encontraba en una habitación de algún edificio de 18 o 19 pisos (o más), no recuerdo bien. Frente a mi, había una mesa.
Estaba sentada, mirando una pantalla gigante a través de una ventana. De pronto, cosas empezaron a caer por la ventana. Comencé a sentir vértigo y grité.
A mi izquierda, se encontraba el cantante Alex Ubago. Me dijo algo que no recuerdo, pero se veía enojado hasta que le dije que me daba miedo. Entonces sonrió y fingió que lo anterior había sido una broma.
De pronto, dos amigas de la facu se acercaron para preguntarme si las acompañaría a limpiar unas cosas. Les dije que si y creo que hicieron un chiste. Luego se fueron.
No me di cuenta cuándo apareció, pero vi un plato de comida frente a mi. Parecía un pedazo de tarta de banana y pollo. A mi derecha pude ver a dos personas (vamos a llamarlas X e Y para preservar sus identidades(? X es hombre e Y, mujer).
Ambos hablaban entre sí, hasta que, creo, X me decía algo, desde el lugar donde nos encontrábamos cada uno. No entendí muy bien lo que pasaba, así que le sonreí. Luego, miré a Y y dudé; también le sonreí. Y seguí comiendo.
Recuerdo que estaba por comer pollo y lo dejé. Llevé el plato a la pileta de la cocina y tiré unas servilletas sucias. Para retirarme del lugar, debía pasar cerca de la mesa. En el sueño me vi salir, sin saludar, mientras X me miraba. Tal vez debí haber saludado(?
Fui directo al ascensor. No sabía qué número elegir porque no sabía a donde estaban las chicas. Estando adentro, apreté un botón que no recuerdo qué decía. Un mensaje en color rojo se hizo presente y el ascensor comenzó a moverse. Mantuve apretada la tecla 18 o 19 y la puerta se abrió. Sentí calma.
Cuando estaba bajando por las escaleras, las encontré. Vi a dos compañeros más de la facu. Y de esta escena pasé a otra:
Me encontraba con Mel, mi mejor amiga, en la calle, cantando una canción de Laura Pausini. Después, apareció un señor que nos dijo algo, no lo recuerdo. Luego llegó Joa y del otro lado, un patrullero de la policía que apresó al mismo señor de hace un ratito. Me recuerdo preguntando "quién era" y Joa respondiendo "un viejo degenerado".
De repente, comenzaron a llegar unos jovencitos que aparentaban unos 15 0 16 años. Uno de ellos me dio un portafolios De ahí saqué una libreta de universidad. Vi el nombre y decía "Caetano Barrionuevo". Me sorprendió el apellido. Vi la nota de análisis I, idéntica a la mia. Y dije: si se saca un 4 en álgebra I, se repite la historia... (cuanta sabiduría cargan mis sueños xD)
Muchas fotos de ese ñiño, de más niño todavía, comenzaron a aparecer y me desperté...
2- Rial es mi profesor de facultad.
La primera escena: una sala de reuniones y gente presentando trabajos escritos.
Una pantalla gigante que mostraba algo que no recuerdo. Una misión para mi.
Viajé desde ese lugar a una especie de edificio. Me metí en busca de alguien que pudiera decirme cómo llegar hasta el sitio físico de una emisora radial. Bajando por unas escaleras, me lo encontré a El Nico (crack de cracks), charlando con mucha gente (como todo crack). Creo que me respondió algo pero no recuerdo bien. Seguí caminando hasta que llegué al último piso. Allí, todas las habitaciones parecían estar conectadas y las puertas estaban abiertas. Me adentré en alguna de ellas hasta que... me topé con Rial. (WTFFF)
Le pregunté acerca de la clase que debía dar ese día porque me preocupaba cuándo la íbamos a recuperar porque había feriados cerca. Él me contestó que se había olvidado y que nos iba a juntar a todos los alumnos para decidir el día. Mientras caminábamos hacia afuera, me hacía preguntas de la clase hasta que se subió a un auto. Empecé a caminar en busca del edificio de la radio y aparecieron algunos amigos oníricos (uno de ellos era Pablo Martinez).
3- Choque de potencias en un sólo sueño.
Este sueño me da mucha ternura. Recuerdo que lo tuve en la casa de una amiga, porque me había quedado a dormir después de estudiar.
Al inicio, me encontraba con un libro violeta que decía "El cuarteto de Nos" y tenía el dibujo de un escudo. Lo curioso es que esperaba a los integrantes de la banda para que me firmaran un libro no un cd! Había una tienda, seguro lo acababa de comprar ahí.
Me quedé esperando. Después de un rato, al mirar hacia un lado, vi dos sillones y en cada uno estaban: Gustavo Cerati y Francis (un amigo de la facu)!
Desde donde estaba, los escuchaba con atención y asombro. Francis le hacía preguntas y hasta bromas, y él contestaba con mucha amabilidad.
Fue uno de los sueños más HD que tuve en la vida(?
Nota: La próxima vez que tenga otro sueño copado, lo anoto lo más pronto posible. Porque hay sensaciones que mejor guardarlas dentro de uno y recordarlas cuando sea necesario.
06/07/16
Nunca me agradó la oscuridad, de hecho, desde pequeña necesitaba tener una luz encendida cerca de la habitación (en la habitación misma) para poder dormir. Usaba lámparas o dejaba el televisor encendido.
Cada vez que hago el intento de dormir con la luz apagada, tengo pesadillas, despierto varias veces por la noche o veo sombras raras ( por el reflejo del fuego del calefactor y/o las luces del módem). Siempre que me sucedía esto, tenía pesadillas del tipo "parálisis del sueño": alguien viene a atacarme, yo lo veo, pero no puedo moverme. Ese alguien toma mi cabeza con fuerza, siento el dolor pero no puedo hacer nada, más que sentir desesperación. Intento gritar pero no me sale la voz, y caigo otra vez en la desesperación.
Cuando era muy pequeña tuve dos veces una misma pesadilla. La recuerdo muy bien porque creo que fue el primer sueño perturbador que tuve, o al menos eso siento. Paso a contarla:
Iba caminando sola por una calle completamente vacía. De pronto, el suelo comenzó a levantarse de a poco, y todo tendió a curvarse. La escena se tiñó de rojo y comenzó a oírse una risa despiadada. Me recuerdo, dentro del sueño, asustada y llorando.
La primera vez que lo soné, me desperté así: gritando y llorando. Recuerdo que mi papá me trajo un vaso de agua y me tranquilizó.
La segunda vez, ya pasó más desapercibido.
Creo que esa pesadilla, devino de ver las películas de Freddy Krueger que, hasta ahora, me dan miedo. Cualquier película de ese estilo me da mucho miedo, así que las evito.
07/07/16
Cuando me recosté anoche, llevé el celular conmigo y usé el bloc de notas para escribir sobre este tópico.
La escena fue muy graciosa: pensar, escribir, contar con los dedos las palabras, repensar, decidir, escribir y así... varias veces.
Creo que inventé una historia con muchas historias escritas en seis palabras:
- Él pasó desapercibido ante mis ojos...
- Pero se apoderó de todo mi interior.
- Una mente repleta de misterios singulares.
- Ahora, necesito que también te despiertes.
- Me rindo ante todo tu cielo.
- Huí después de cerrar los ojos.
- Tan simple en un mundo complejo.
- La eternidad dura sólo unos segundos.
- En unos segundos descubrí la eternidad.
- Captar la inmensidad de lo eterno.
- Siempre se enamoran del mismo misterio.
08/07/16
Bueno, esta vez no estoy siendo cien por ciento fiel a la consigna (de hecho, estoy escribiendo el post tarde). Pero supongo que también vale si tomo alguna foto de Internet.
La imagen que elegí estaba guardada en mi computadora desde hace tiempo, la descargué porque me gusto mucho. Recuerdo que aparecía como foto de una nota sobre escritores con problemas mentales. No se si tenga algo que ver o no con el tema, pero me encantó. Nos metemos en la realidad de la ficción y comencemos crear un poco:
Un fotógrafo aficionado salió a caminar por ahí después de cenar. Estaba dispuesto a captar algo que fuera "mágico". La oscuridad de la noche lo inspiraba más; el silencio daba misterio a todo.
Miles de escenas pasaban por su mente: relacionaba objetos, buscaba reflejos y mejores ángulos para sus fotos.
Se detuvo por un momento. Tomó asiento sobre una roca grande y se propuso revisar algunas fotos. De repente, oyó un ruido de ramas y un calor intenso recorrió todo su cuerpo. Miró a su derecha y vio que algo se movía. Ese "algo" se acercó de a poco y dejó verse por medio del brillo de sus ojos verdes.
Con mucha calma, tomó su cámara fotográfica, miró a través de ella y ajustó el lente. En el preciso momento en que estaba por tomar la foto, el gato salió corriendo despavorido, escondiéndose otra vez.
Un suspiro para descargar desilusiones. Mirada al cielo, a la luna. Pensamientos entre tinieblas.
Antes de regresar, caminó un poco más. El cielo parecía un hermoso espectáculo, digno de ser fotografiado. Un árbol le llamo la atención: era enorme y bastante robusto. Pronto florecería. "Pequeños y pocos milagros que ocurren en invierno", pensó.
Se posicionó en un lugar con buena luz y tomó su "última foto".
Cargó sobre su cuello la cámara y emprendió un viaje de retorno.
La claridad de esa noche no dejaba de sorprenderlo. La luz de luna podía cegarlo, y de hecho, en un momento eso sucedió. Se vio encandilado por esa luz. Cuando se torno más suave, pudo observar en el cielo una especie de nube con forma de gato.
"¿Nubes en la noche? ¿No será que ya casi amanece? Estoy confundido", pensó.
Tomó varias fotos seguidas. Luego, guardó su cámara y siguió su camino.
Al día siguiente, revisó las fotografías y se topó con una sorpresa: la silueta de un gato (que probablemente fuera el que se le escapó antes) aparece ahí, en entera comunicación con ese otro "gato celestial", en una noche que es casi amanecer, en un invierno con árboles que florecen. Una cosa de locos.
*Se que debí haberme esmerado más pero estoy un poco corta me imaginación (? Al menos cumplí con mi tarea(?
¡Hasta la próxima!
09/07/16
Recuerdo que me encontraba en un aula, estudiando con unos amigos y de pronto apareció "esa" persona y saludó a todos (inclusive a mi que aún no me conocía). Le preguntaron acerca de sus vacaciones (cabe aclarar que era verano y todos los de ahí estábamos ñoñando a full por culpa de los finales) y trajo consigo un cofrecito transparente con caracoles que había recolectado de la playa. Nos lo mostró y después, siguió con su recorrido por la facultad. Con el paso del tiempo, se convirtió en alguien muy especial . De hecho, terminó regalándome el cofre con caracoles, algunas cuantas enseñanzas y principalmente, crear a partir del dolor. Crear para curar. Eso es lo mejor de todo.
10/07/16
11/07/16
Un amigo me había invitado a festejar su cumpleaños ( y de paso el día del amigo) en su casa. La cuestión es que se me había hecho muy tarde y, para colmo, era domingo. Es importante saber que la frecuencia de los colectivos es muy mala los fines de semana y, más aún, a esas horas. Pero me arriesgué y fui a esperar el colectivo.
Revisaba cuidadosamente a las personas que pasaban por ahí. El lugar estaba un poco oscuro, detrás de mi había una plaza y admito que me sentía bastante incómoda.
En los bolsillos de mi campera tenía todo lo necesario: en uno de ellos, la tarjeta de colectivo y el celular, en el otro, un alfajor (regalo para mi amigo) y una billetera extremadamente vieja que tenía un billete de diez pesos. Si, era muy pobre y aún sigo siéndolo (?).
Recuerdo que vi pasar a un viejito con un nene, traían consigo un envase de gaseosa. Rato después, vi pasar a un tipo. Lo seguí con la mirada hasta que salió de mi periferia. Justo aprovechó ese momento para atacarme (por la espalda, como los cobardes (?)). Unos microsegundos antes de que eso sucediera, me había dado vuelta esperando que el tipo siguiera con su camino. Le vi la cara y me dio bastante miedo: sus ojos estaban rojos. Cuando dejé de verlo, me agarró por detrás. Hice bastante fuerza porque no quería que me llevara a ningún lado. Cuando se vio cansado, tomó lo que pudo de uno de mis bolsillos (del otro no pudo sacar nada porque se lo imposibilitó el mismo(?) y me tiró al suelo. Fueron el viejito y el nene, que volvían del kiosco que aparentemente estaba cerrado por el envase vacío, los que frenaron a un patrullero que pasaba por ahí. Me hicieron dar una vuelta por la zona, pero ni modo. Después me llevaron a casa.
Después de que me robaron por primera vez, quedé con una especie de paranoia por un tiempo. Caminar sola me daba miedo y más a la noche. Ciudad Universitaria me asustaba un poco más que el barrio porque la veía más grande, con más lugares donde esconderse, de donde salir y atacar.
Por lo general, me quedaba hasta tarde cursando o estudiando en la facultad, no quería cambiar esa costumbre. No quería que el miedo me paralizara, así que sentía que debía andar con cuidado, pero andar.
Esa noche estaba muy atemorizada. Sentía que era muy tarde, no pasaba nadie por donde caminaba y, además, estaba muy oscuro.
Cuando no pude soportar más esa sensación horrible que da el miedo, vi pasar a una señora y mi primer impulso fue acercarme y preguntarle si podía caminar junto a ella.
Me miró, sonrió y preguntó si tenia miedo. Le dije que un poco (aunque en realidad, era mucho). Me preguntó donde tenía la parada de colectivo y le respondí. No se si fue por casualidad o por inmensa amabilidad de la señora, que me dijo que se dirigía para allá también, pues tenía que ir a visitar a un familiar que vivía cerca.
Así que caminamos, charlamos: le hablé de mi, de lo que estudiaba y ella de sus hijos, de lo que ellos estudiaban, de su trabajo... hasta que llegamos a la parada. Al llegar, le agradecí mucho (se quedó charlando un rato más. Creo que quería esperar el colectivo conmigo) y le dije que había bastante gente, que si quería podía irse. Le agradecí otra vez y se fue.
Siempre recuerdo esta anécdota con mucho cariño, porque ella apareció en uno momento de desesperación y me dio tranquilidad. Una persona totalmente extraña, que el miedo me hizo conocer y en la que deposité toda mi confianza por unos minutos.
Desde chicos nos enseñan el "no hables con extraños" pero nadie nos explica cómo escapar del "extraño" que está dentro nuestro e intenta tomar el control. Ese miedo no quería hablar, no entendía de razones y la "solución" fue romper esa regla, y confiar en ese extraño.
Desde ese momento, intento reivindicar el concepto de empatía siempre que puedo (aunque muchísimas veces no me salga, ni conmigo misma). Pero paso a paso y con esfuerzo, se logrará.
Así es como superamos los miedos y crecemos.
12/07/16
El objeto del cual decidí hablar es mi mesa de trabajo. Una mesita chiquita pero resistente (está siempre cargada de cosas). Mi mamá la compró hace unos cuatro o cinco años porque necesitaba un lugar para colocar plantas, adornos y esas cosas de decoración. Recuerdo que una navidad la usamos para que sostuviera el árbol (a la mesa, no a mi mamá (?)).
Cabe aclarar que cuando yo era pequeña, no tenía un lugar fijo de estudio. Realizaba mis tareas sobre mi cama o en la mesa del comedor; y cuando tenía que hacer trabajos, utilizaba el escritorio donde estaba la computadora.
Cuando empecé la universidad, seguí trabajando en la mesa del comedor hasta que mi mamá me ofreció la mesita. Acepté con mucha emoción, ¡una mesa en mi habitación! La llevamos, cortamos trozos de tela para hacer manteles (me dio manteles posta, también) y empecé a trabajar desde ahí.
De todos modos, no dejé de frecuentar mis otros lugares de estudio (no me gusta cuando algo se vuelve rutina) pero admito que el estar en uno de los lugares más "míos" de la casa, le da un papel destacable.
Es la testigo de un montón de escritos, dibujos, charlas con amigos, termos para el mate y tereré, agua y/o yerba derramada; horas de desvelo con ejercicios difíciles, googleo de demostraciones de teoremas muy complicados, capítulos de series y novelas en "horas de descanso", planificaciones de clases, enchastres con acrílicos...
De verdad, la mesa de mi habitación se merece un lugar especial en el podio de "los objetos más preciados que tengo".
Querida y tierna Brenda de 13 años de edad:
¡Hola! ¡Cómo estás? Así debés estar iniciando cada uno de los escritos de tu diario íntimo. Y es así como quiero empezar yo el mío (nuestro, ¿no? ).
Bueno, hay mucho para contarte. Me parece medio de buchón esto pero voy a tratar de contar lo menos posible de este mundo humano, vamos por lo más emocional.
Sigo luchando contra lo mismo que vos. Aún no desisto. Ahora las cosas están un poco más claras, pero cuando algo se torna más visible otra cosa se oculta, y volvemos a empezar otra vez.
Te van a pasar un montón de locuras de ahora en adelante, algunas van a ser muy dolorosas y otras, te van a alegrar el alma. Vas a conocer gente increíble que te va a dar ganas de seguir adelante en lo que te propongas, vas a empezar a creer más en tu mundo interior y lucharás por comprenderlo más.
Te enfrentarás a miles de desafíos, te pondrás a prueba y lograrás todo.
Tu manera de pensar cambiará un poco, pero tu esencia seguirá latente.
De a poco, sentirás cariño por muchas personas, querrás descubrir más cosas de las que creés conocer y te animarás a ir más allá, en busca de muchas respuestas.
Sentirás dolores muy profundos, llorarás mucho pero seguirás creyendo en vos, en los demás, en tus sueños...
Dejarás de sonreír tanto (se que este es tu mayor temor) pero verás que no es tan grave porque tu sonrisa brillará en los mejores momentos, donde y cuando te sientas más feliz.
Vencerás muchos miedos, lucharás contra todo mal, caerás y seguirás. Porque te darás cuenta de que la vida se trata de eso, de pelearla.
Crecerás y te convertirás en mi, en vos a los 30, 40 ,50... en nosotras (al fin y al cabo, somos una sola). Y seguiremos creando nuestra vida junto a todos los que quieran estar en ella.
De vos conservo la fuerza para resistir todo ataque, el recuerdo de los dolores de quijada de tanto sonreír, la constancia y esfuerzo que le ponés a las cosas, el brillo en tus ojos, las acciones de buena fe, el querer ayudar a todo el mundo... El querer ser una heroína.
Todo eso sigue dentro de mi, aunque ahora todo me parece más pesado. Me llené de incertezas y recaí en el problema de siempre.
Pero dentro de poco todo irá mejorando y será otra etapa vivida.
Bueno, te dejo porque tengo problemas con la conexión a internet debido a cierto hermano menor que compartirmos... Ah, de paso: este chico te va a dar muchos dolores de cabeza pero es de la familia (?
Besos enormes y el abrazo más grande del universo y que jamás di en mi vida.
Brenda de 22 años.