-2017-
Hey! Mi nombre es Brenda y soy la amiga humana de Elizabeth. Tenemos este lugar en común, donde (d)escribimos absolutamente todo lo que sentimos. Bueno.... casi.
El año pasado me convertí en Profesora en matemáticas y me pareció una gran idea poder escribir acerca de mis experiencias y emociones como docente.
Mi vida se basa prácticamente en recobrar las esperanzas de conseguir pasajes (de ida o de ida y vuelta, no importa) para poder conocer un poco más del mundo de la docencia, en los ámbitos profesionales.
Bueno, empecemos!
Post n° 1
La semana siguiente a recibirme, imprimí unos currículums, los guardé en sobres de papel madera, investigué cuáles eran los colegios cercanos a mi barrio e inicié la búsqueda de trabajo.
Recuerdo que el día que decidí hacerlo (típico, muuuuy típico de mi) hubo asamblea docente, por lo que la mayoría de los colegios estaban cerrados. Al menos logré charlar con el director de la primaria de uno de coles que, amablemente, se ofreció a entregarle mi CV al director de la secundaria. La semana siguiente, retomé la entrega de currículums y todos fueron muy cordiales al recibirlo. Recuerdo que una de las madres que estaba guardando banco para su hijo me preguntó si estudiaba ahí. (jajajaja todavía no zafo de esas cosas).
Luego de eso, los días se basaron en revisar el celular cada 5 minutos (bueno, como si antes fueran muy diferentes). Pero no llegaba ninguna llamada.
Hasta que un día me llegó un audio por Whatsapp! Era Ro, una gran amiga y colega, pasándome la data de un cole con horas para cubrir. Me dijo que había dejado mis datos y que seguro me iban a llamar. (Ahhhhh!)
Y si, sucedió! Me llamaron y... ¡no atendí! (En serio, es muy típico de mi esto). Pero tranquilos, me dejaron un mensaje (fiuuuu).
Así que, al día siguiente, me llegué al colegio. Recuerdo que mientras iba viajando en colectivo, me llamaron otra vez y ahí si atendí. Fue genial porque ya estaba yendo para ahí, como que sentía que todos estábamos emocionados (?.
Llegué, pregunté por "lo de la entrevista en el área matemática"y me hicieron pasar a secretaría. Dos personas me atendieron muy amablemente. Luego, llegó el director (con traje, o sea, re formal). Lo saludé con un apretón de manos y charlamos, junto a la secretaria.
No estuve nerviosa en ningún momento, lo cual fue bastante bueno. Como no tenía mucho de qué hablar por razones obvias (no sean crueles (?), me preguntaron acerca de mis prácticas docentes, de cómo me veía trabajando en grupo y esas cosas. Luego me contaron sobre los exámenes de salud que iban a mandarme hacer, recibieron mi CV y me pidieron que también se los enviara por e-mail.
Al llegar a casa, recibí un e-mail con los datos del turno. Y obvio, como siempre(?, me ilusioné con la idea de dar clases en un colegio T.T
Todo al que le contaba sobre la situación me respondía que ya casi tenía el trabajo, que "no iban a gastar plata en esos estudios caros al vicio"... Pero el director me había comentado que seguirían con las entrevistas; que me haría hacer los estudios por las dudas. Así que me calmé(? Hice los exámenes, escuché las mismas palabras de aliento y esperé la próxima llamada.
Y esperé, y esperé y esperé...
Y bueno, esta es la historia de mi primer "visto profesional" y no creo que sea el último. Es claro que me desanimé al no recibir respuesta pero no debía perder las esperanzas de que algún día sucedería.
Y volví a lo mío: las clases particulares. Con las que siempre vuelvo a animarme.
Bueno, sigo en carrera no más.
Post n°2
Si!!! Sucedió! Hace unos días acabé con mi primer suplencia en un colegio. Duró dos semanas y la verdad, fue una experiencia muy linda. Estoy muy feliz y ansiosa por realizar un próximo viaje (aunque voy a tomarlo con calma porque sé que lo bueno siempre tarda). Mientras tanto, les voy a contar absolutamente todo de este primer pasito que significa mucho para mí.
Bueno, vamos a situarnos en tiempo y espacio (?). Febrero estaba llegando a su fin y con él, llegó la noticia de que Juampi y Juju, dos amigos de la facu, se iban a casar. El matrimonio se llevaría a cabo a mediados de marzo en San Francisco, Córdoba; así que, desde que supe de la noticia, me puse a investigar por internet acerca del precio de los pasajes, los horarios de los colectivos, y también hice algunas cuentas. Lo bueno de todo es que podía planear el viaje tranquila porque estaba dando clases particulares y tenía bastante dinero ahorrado. Sólo me daba "cosa" ir sola.
En una de las charlas con Juampi por mensajes, me comentó que Flor y Nico, dos amigos más de la facu, también asistirían. Así que les escribí y nos pusimos de acuerdo en todo (pasajes y lugar de hospedaje). Como que yo me sumé a sus planes, en realidad jajajaja.
El primer jueves de marzo, mientras estaba en la compu, recibí un mensaje por WhatsApp. Era Mari, una amiga y colega, preguntándome si estaba libre para aceptar una suplencia en un cole. Yo, claramente con toda la emoción, le dije que sí. Luego, me comentó acerca de las horas a cubrir, y que la profe del cole me iba a llamar para comentarme más de la oferta. Estaba muy ansiosa por la llamada, hasta que llegó. Atendí y escuché atentamente todo lo que tenía para decirme; anoté toda la información sobre la ubicación del cole y cómo llegar a él, y agradecí mucho. Quedamos en que debía asistir a una entrevista el viernes (o sea, al día siguiente) o el martes de la próxima semana.
Busqué en el Google maps la ubicación del colegio y averigüé dónde quedaban las paradas de los colectivos que tenía que tomar. Luego, fui al kiosco a cargar la Red Bus. Estaba tan entusiasmada que quería ir el mismo día ( o más tardar el viernes) pero recordé algo: AÚN TENÍA EL CABELLO VIOLETA. Así que me calmé y avise´ que asistiría a la entrevista el martes.
Martes, 6:30 am. Mi primo Nicolás y yo, fuimos a la parada del colectivo que nos llevaría al centro. Desde ahí, teníamos que tomar otro que nos dejaría muy cerca del colegio.
Recuerdo que tres colectivos nos clavaron el visto por estar repletos de gente.
El viaje al centro era camino conocido. La otra parte del recorrido, no. Hasta nos bajamos dos paradas antes de la correcta. Caminamos bastante pero llegamos, sanos y salvos, gracias a Dios.
Esperamos un tiempo, hasta que el vice-director nos atendió y me realizó la entrevista. La verdad, me sentí bastante cómoda desde el principio y estuve conforme con todo lo que dije.
El lugar me pareció muy lindo y la gente que pasaba por el pasillo donde estábamos esperando, me resultó muy agradable.
Luego, regresamos a casa. Exhaustos. Y con mucha esperanza.
Pasaban los días y no recibía respuestas. Por suerte en mi mente también estaban los planes del viaje a San Francisco, así que no me iba a entregar a la depresión total, tan fácilmente (?
El viernes me desperté temprano y tomé un baño. Mientras tomaba unos mates, preparé el bolso y LA mochila (mi eterna compañera de aventuras). Así, la mañana se pasó volando.
Almorcé algo rápido y salí a esperar el colectivo que me lleva al centro.
Como es de costumbre, el bondi llegó lleno. Lo tomé, claramente, y no saben cómo viajé... como un perchero ambulante.
Y, más aún, no saben lo que sucedió en medio de ese viaje. Si, eso que siempre esperás que pase días después de realizar una entrevista laboral; que llega en los momentos más inesperados, como cuando viajás en un colectivo repleto de personas, cargando un montón de cosas e intentando no caerte en cada vuelta brusca que da el chofer: La llamada esperada! ESA llamada!
Así que tuve que hacer equilibrio con los bolsos, el equipo de mate y atender. Del otro lado, hablaba una mujer del cole donde había hecho la entrevista, diciéndome que estaba contratada para cubrir la suplencia (Ahhhhhh! CUÁNTA EMOCIÓN). Me avisó que debía presentarme el lunes para hablar con la profe acerca de las clases.
Después de eso, ya no me importaba viajar como ganado o ser un equeco. La felicidad trascendía todo escenario de molestia cotidiana.
No dejé de sonreír hasta que llegué a la terminal.
Lunes, 8 am. Me bajé del segundo colectivo, esta vez, en la parada correcta.
Mientras caminaba hasta el colegio, un auto se detuvo frente a mí pero, como suelo hacer siempre, lo esquivé y seguí caminando. La respuesta: volvió a detenerse, aunque un poco más cerca esta vez.
Me asomé un poco y vi a una mujer joven, con su hijita. Me preguntó si iba para el cole, así me acercaba porque iban para allá. Así que acepté (no suelo hacer estas cosas, pero me habían comentado que es algo común por la zona). Para mí fue un gesto muy amable (por eso la sátira con la foto jajajaja) y quería destacarlo.
Y bueno, me ahorré caminar unas cuantas cuadras. Al llegar, Ofe, una de las personas más amables y alegres que conocí, me llevó hasta el aula donde se encontraba la profe. Charlé un rato con ella, me entregó el horario de clases y me avisó de las fotocopias que debía sacar, con las cuales trabajarían los chicos.
Así que, fui a la fotocopiadora, saqué las copias, guardé todo en mi mochila y salí hacia la parada del colectivo.
Estaba a horas de empezar la aventura.
Martes.
Me desperté a las 5 am. Puse agua para guardar en el termo, e intenté vestirme con ropa decente ( lo que claramente me cuesta horrores).
Me puse un pantalón de vestir negro, la camisa más presentable que tengo (una color coral muy linda), un pullover negro y mis zapatillas más cómodas. Cabe aclarar que el recorrido era largo y debía caminar bastante, por lo que con zapatos mis pies se hubieran lastimado mucho más de lo que ya lo hacen con las zapas incorrectas.
Preparé el equipo de mate, revisé que el cuaderno estuviera en la mochila junto con mi cartuchera, me coloqué el saquito negro, y salí a tomar el colectivo, junto con mi papá.
Me bajé en el centro y caminé rápido hasta la plaza San Martín, por donde, en unos minutos, pasaría el otro colectivo.
Juro, de verdad, JURO que NUNCA me había hecho caca una paloma. NUNCA, hasta ese día. Fue muy gracioso, jajajajaj Y lo consideré un presagio de buena suerte. Un ratito después, llegó el colectivo y lo tomé; me bajé en la parada correcta. Caminé rápido hasta el cole, llegué y entré, sin saber nada más que los horarios de los cursos y creo que mi nombre.
Saludé a Ofe, que estaba recibiendo a los chicos. Estos se juntaban en el patio para realizar su saludo habitual e izar la bandera. Lo presencié tímidamente desde una de las puertas. Luego, fui directo al aula. Y me encontré con el primero de los cursos: 3°"B".
Y a partir de ahí, empecé a descubrirme como profe, en ese momento y lugar:
No tengo más que palabras de agradecimiento para con todos los miembros de esa institución. La primera experiencia, la que nunca se olvida, y la que ojalá siempre recuerde así, con tanto detalle y cariño.
Post n° 3
Cuando todo hubo terminado, sentí nostalgia. Casi que me había acostumbrado al cole pero bueno, sabía que era algo temporal. Y la esperanza de volver era casi un hecho, porque cuando hiciste una suplencia una vez, ya te tienen en cuenta para otras ocasiones. Así que, era cuestión de esperar la próxima vuelta (para el turno mañana). Mientras tanto, debía ponerme en acción y encontrar otro empleo. Así que retomé la búsqueda de horas disponibles en colegios públicos.
Tenía pendiente el trámite para registrar el título de profe, así que recolecté todo lo necesario para llevarlo a cabo.
En la página de las vacantes, encontré horas titulares en un cole público. Era la segunda convocatoria y nadie se había presentado. Así que, creí que acercándome a la institución podría tener oportunidad.
Aprovechando que fui al centro hacer el trámite (y que salió todo genial, gracias a Dios), pasé por esa escuela a dejar mi curriculum pero me rompieron el cora </3 (me dijeron que sólo se podía acceder al cargo por internet). Al menos en el camino, me topé con una chica que me entregó un folleto que hablaba acerca de un instituto en donde se dictan diversos cursos interesantes. Entre ellos, el que más llamó mi atención, uno de asistente veterinario.
Dos noticias buenas, y una mala... No está tan mal para un sólo día, ¿no?
Tiempo después, me llegó un audio de Ro (prácticamente es mi hada madrina del trabajo, la amo <3 ) comentándome acerca de un Centro Integral Pedagógico que estaba buscando una profe. Ro me recomendó. Una mañana, me desperté con la llamada de una de las directoras, en la que acordamos el lugar y la hora de la entrevista. Recuerdo haber anotado las cosas medianamente bien (? (Lo bueno es que después le mandé un mensaje para corroborar la info).
Mi salvación en esta vida, es el Google Maps. Es como el mapa de Dora, La exploradora. Así que cada vez que aparece un nuevo trabajo, busco qué colectivo/s me puedo tomar, qué lugares cercanos conozco, dónde están las paradas y demás. En esta oportunidad, no obtuve resultados efectivos en mi primera búsqueda. Me pareció muy extraño. La cuestión es que tuve que investigar un poco más hasta que encontré una linea que me dejaba bastante cerca y en un tiempo razonable. Recuerdo que salí demasiado temprano porque, a pesar de haber tomado ese colectivo varias veces, la parada en la que solía bajarme para volver a casa, ahora era la de partida. Es decir, desconocía totalmente esa parte del recorrido.
Así que me mandé sola y temprano. Me bajé en una de las paradas cercanas, caminé un poquito y... ¡no me perdí! Llegué al lugar y charlé con la persona detrás del teléfono. Determinamos mis horarios disponibles (básicamente todos los días salvo el día en que se iba a llevar a cabo el curso), nos despedimos y volví a casa (¡tampoco me perdí al buscar la parada del colectivo de vuelta! Posta, muy extraño todo(?)
Al llegar a casa, estuve bastante contenta. Si tenia que darse, se daría. Quería tomarlo con calma.
Ese mismo día, recibí otra propuesta de trabajo que no tenía nada que ver con la docencia.
Estuve meditándolo por un tiempo, pero si quería comenzar el curso de asistente veterinario, tenía que tener dinero para pagarlo... Y tampoco podía decir que no desconociendo de qué se trataba. Así que acudí a la entrevista.
El pantallazo general fue MUY general, pero con los días, iría descubriendo los gajes del oficio.
Mi "periodo de prueba" comenzaría el lunes de la semana siguiente.
En el día de mi cumpleaños, tuve que levantarme varias horas antes del amanecer para ir a mi primer día de trabajo como no-profe, en un lugar desconocido y con una vaga idea de lo que debía hacer. Como asumo todos en su primer día.
Llegué y los conocí a todos. Fabi, la secretaria que dejaba el puesto, estuvo explicándome todas las tareas que debía hacer. Me acompañó por tres días seguidos, y luego me dejó volar (? Me mandé varias cagadas (y aún sigo haciéndolo) pero, de a poco, le voy agarrando la mano al asunto. De hecho, me agrada trabajar ahí, con esas personas que son muy buenas y me ayudan mucho en todo. Lo que me gusta de este trabajo es que cada día hay algo nuevo que aprender, algo inesperado y aunque a veces me aterrorice mandarme alguna macana, me gusta tener que pensar en cómo resolver esos problemas. Sólo me tengo que calmar un poco y continuar dando lo mejor.
Post n°4
El notición que tengo para contarles, se caen de culo (? Bueno, a mi me pasó al menos (? Bueno, no literalmente porque estaba sentada cuando lo recibí. Si no hubiese sido así, seguro me caía de la emoción.
Bueno, no doy más vueltas y les cuento todo con lujo de detalles.
En uno de esos días en los que el trabajo estaba más demandante de lo normal, mi celular sonó. Atendí y, del otro lado, se escuchó una voz familiar. Se trataba de la profe Patri, vice directora de la secundaria a la que asistí cuando era joven(? Se comunicaba conmigo para pactar una cita ese mismo día en el cole, y así poder charlar. Así que, apenas me desocupé, volví a casa, comí algo y salí para la escuela.
Cuando llegué, me reuní con la profe Patricia. Me habló acerca de una suplencia de matemática, que podía o no concretarse, dependiendo de la situación de la profe. Me pasó los horarios de los cursos y los programas. Después, visité a Andrea y charlamos un poquito. Si se daba, nos veríamos más seguido.
Me despedí de ambas, sabiendo que conocería la respuesta ese mismo día.
Unas horas después, llamaron para confirmarme que si haría la suplencia. LA EMOCIÓN.
Dejé la academia de lado por el periodo de duración de la suplencia. Aún así, los días estaban bastante cargados de actividades.
El primer día fue taaan genial. Tenía que entrar a la Sala de profesores D: Ese lugar misterioso (? al que los alumnos temen(?? pasar pero mueren por conocer (Le agrego dramatismo a la historia porque tiene mucha dulzura(? ). Como llegué muy justa con el tiempo, me mandé al primer curso que tenía. Lo volví a ver a Gustavo :,) y me topé con varios alumnitos particulares (alto flash jajaja). En el recreo, pude ir saludando a todos los profes, ahora "colegas" (tremendo) y no se imaginan lo tierno que fue ese momento. No sentí temor, ni nada. Me sentía como en el hogar de siempre, con la gente de siempre. Sólo que ahora debía llamarlos por su nombre, lo que implicaba tutearlos y de verdad, me resultó difícil.
Cada clase fue un descubrimiento personal. Algunos días, me sentía taaan alegre; otros, muy agobiada y con poca esperanza. Pero siempre predispuesta a dar lo mejor, aunque me sintiera cansada.
Llegó ese martes, el del último día de clases. Durante el finde, fui preparando todas las clases, así que asistí con mucho entusiasmo a la escuela.
Sabía que los chicos de 3° asistirían al teatro pero desconocía que casi toda la escuela también lo haría. Así que, pasé varias de mis horas del último día con los chicos que no habían participado de la actividad "casi general".
Luego, me despedí de los profes. Sus palabras fueron muy hermosas, al igual que sus buenos deseos.
Es claro que disfruté muchísimo de esta experiencia laboral y de local, lo cual lo hizo más lindo aún. Pienso que uno puede hacerlo todo siempre que esté rodeado de personas buenas, que generen un ambiente bueno de trabajo. Y así es el Houssay.
Como así también lo es, el trabajo de la mañana.
Bueno, la parte de "finales" del título está claramente ligada a mi último día de suplencia. Pero... ¿por qué habla también de "comienzos"? Bueno, se refiere a un hecho específico que sucedió el mismo martes:
Por la mañana, estaba abriendo el portón del trabajo, como casi todos los días. No noté que la llave estaba puesta... Así que la quebré. Si...
Describámoslo gráficamente para hacerlo más divertido:
*El jefe me muestra la llave quebrada*
Yo:
*Mientras tanto, en mi mente*
- Uh, ya me despidió. :,(
¡Pero tranquilos! No sucedió nada malo. Pues, parece que eso de la llave es algo común. De hecho, se toma como una especie de iniciación o bienvenida en el trabajo xD
Escuché la frase "A todos nos pasó alguna vez", varias veces. Así que bueno, me dí la bienvenida oficial al trabajo. ;)
Post n°5
Holaaa! He vuelto después de un largo tiempo sin postear.
Y es que estuve haciendo varias cosas. Voy a contar todo de a poquito así no se me escapa ningún detalle.
Luego de haber trabajado alrededor de 5 meses en la distribuidora de fiambres y quesos, decidí irme. No sabía qué se vendría, sólo que ya no quería seguir ahí.
Recuerdo que por momentos, todo se me hacía pesado.
Hacía todo lo mejor que podía y siempre, pero siempre cometía algún error. Mi cabeza tenía que estar al pendiente de varias cosas a la vez pero no podía manejarlo todo.
Ni tampoco quería.
En las caminatas de vuelta a casa, lograba perderme entre pensamientos, historias, recuerdos, dudas y miedos. El tiempo pasaba rápido, aunque mi andar fuera lento. Fue en una de esas caminatas, que decidí enviar un audio a mi jefe y pedir la renuncia. Quizás, fue uno de los días de mayor certeza en mi vida.
Días antes de despedirme de mi antiguo empleo, me había llegado la noticia de que un cole estaba buscando profesor/a de matemática. Asistí a la entrevista pero jamás me llamaron. De alguna manera, sabía que eso sucedería.
Unos días después, por medio de una amiga de mi mamá, recibí info de otro cole de la misma zona, que necesitaba profe de matemática.
Cuando llegué, tuve que hablar con la representante legal y, luego, con la directora. Hasta hablé con la misma profe quien, amablemente, se ofreció a darme toda la ayuda que necesitara.
Y mi vida se encontró activa otra vez: colegio, academia y curso.
No recuerdo haberme dormido tantas veces en el colectivo. Sin dudas es un ritmo de vida que me divierte un montón.
A veces, a la salida del trabajo en la academia, salíamos con mis compañeros a tomar algo y charlar. Todo se volvía más ameno. Lograba sentirme bien y pensar en otras cosas, al menos por momentos.
En Mandala, preparando algunos alumnos. En la escuela, evaluando a otros.
En noviembre, ya había finalizado con el curso de vete, justo en el momento más propicio para mi trabajo. A veces pienso que es muy loco como todo se acomoda con tanta precisión... Creo mucho en la intuición que me lleva a tomar decisiones en "el momento exacto".
Fue mi primera temporada en la academia. Y la primera vez que estaba en una mesa de examen en un colegio. Este fue el año de mis primeras experiencias laborales.
Todo fue muy agotador pero tan satisfactorio que valió la pena. Siempre lo vale.
Tengo muchos deseos de continuar en Mandala y en el colegio, aunque sé que todo es temporal. Eso lo tengo más que claro. Creo que lo mejor que puedo hacer siempre, es disfrutar de la magia de los momentos. De las sensaciones especiales que generan. Eso es lo más valioso, lo más importante.
En nuestras vidas, casi todas nuestras historias quedan a medias o nosotros les damos un final "conveniente".
Bueno, a mi no me gustan los finales, para mi todo siempre sigue. Más aún, se va conectando de formas inesperadas.
Todo lo que hacemos en esta vida tiene sentido; tiene comienzo pero no tiene fin.
Así que pronto regresaré para escribir más de mis experiencias como profe y aprendiz.
Qué tengan hermosas fiestas!